Entradas

Mostrando entradas de marzo, 2008

Tratado de buenas maneras en ajedrez II: Tics, gestos y manías.

Qué los ajedrecistas somos unos tipos raros, es de manual. No me extrañaría que, algún día, nos dedicasen un documental en el National Geographic, o en el Canal Natura y lo titulasen: "El Cortejo de la Presa" o también "Hipnosis sobre el tablero". Y es que ciertamente, no sólo tenemos que luchar contra las buenas jugadas de nuestros rivales, sino contra todo un crisol de danzas rituales, más propias de la cultura maorí que del noble arte del ajedrez. Y todo puede empezar antes de sentarte a jugar. Miras el emparejamiento, tablero 31, blancas contra quien sea. Buscas en la sala de juego y encuentras tu sitio. Lo que no se vé es ni el tablero ni el reloj: coca cola, bocata, agua, aspirinas, el reloj de pulsera, el móvil apagado, el paquete de tabaco cerrado y el mechero, las llaves del coche, y una estampita de la Virgen de Lourdes, por si se aparece. Te sientas, le das la mano al tendero, y el hombre no te suelta, mientras busca azaroso las planillas: si estaban por

La jugada perfecta

Imagen
Tal y como nos enseña Kasparov en su libro "Cómo la vida imita al ajedrez", tanto una como otro, acaba asignándonos nuestro lugar, acorde, generalmente, a nuestras capacidades, deseos y esfuerzos. Luego, el resultado quizás no sea siempre el esperado, pero los gestos, costumbres, hábitos y rutinas se repiten año tras año, y a condición de que estos no varíen, salvo que lo hagan para una evidente mejoría, la cosecha será más o menos satisfactoria. Uno se educó ajedrecísticamente a base de palos. No tuvimos la suerte de que alguien nos explicara los temas tácticos o estratégicos, así que nos tuvimos que encomendar a los libros de la Editorial Bruguera y al prolífico autor Fred Reinfeld, firmante de obras, alguna de ellas excelente, otras infumables. Nuestros mayores no estaban para darnos clase, y los de nuestra generación tuvimos que buscarnos fuentes de donde beber. Pronto tomamos los jóvenes la responsabilidad del equipo patrio. En los años ochenta, un grupo de jóvenes repre

Mis amigos del alma I: Clase magistral de arbitraje en La Roda

El ajedrez nos ofrece momentos impagables, sea bien por las satisfacciones propiamente deportivas, bien por esos instantes compartidos con buenos amigos. Este año no tuve ocasión de participar en el Open Internacional de La Roda, donde encontrarme con tanta gente conocida y apreciada. No es un secreto que Juanjo (Llavador), Ana (Pastor) y Rafa (Del Valle, claro) son un grupo de amigos del que me precio formar parte. Juanjo y Ana estuvieron en La Roda. Rafa y yo, desgraciadamente no. El día de la última ronda, domingo 23, visité el torneo para estar unas horas con mis compañeros de club, Guti, Ana, José Manuel y mi hija Ariadna. Fue una jornada entrañable, entre la nostalgia por no haber jugado y la alegría por ver a los cuatro contentos, aunque cansados. La última ronda nos obsequió con uno de los mejores momentos del torneo. Tras 25 minutos transcurridos de la misma, con un silencio casi absoluto en la sala, los visitantes del Club Escacs observábamos de forma panorámica la sala de ju