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Mostrando entradas de julio, 2008

Los tres deseos

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Cuando el GM Nigel Short nos visitó el pasado mes de Junio, tuve la fortuna de recibir tres regalos inesperados. Del primero de ellos ya hablamos en este blog, y llegó de parte de mis compañeros de club. El segundo alimentó mi vanidad, al observar el GM británico mi brillante juego táctico durante nuestra partida. Claro que este regalo recuerda más bien al carbón de los Reyes Magos, pues lo efectista de mis dos sacrificios quedó en nada al ser ignorados por el Maestro. El tercero es un pequeño tesoro. Mientras preparábamos la visita de Short, el GM Alfonso Romero y yo hablamos largo y tendido en varias ocasiones sobre nuestro ilustre visitante. Romero me recordó una partida que Short había ganado a Jaan Timman, en 1991. Lo original de la misma, radicaba en la increíble incorporación del rey blanco al ataque de mate contra el monarca enemigo, en una posición total de medio juego. La partida en cuestión la publicamos en la web de nuestro club, con unos breves comentarios basados en las

El amigo Paul I: Keres-Fischer, Curaçao 1962.

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Si El Gran Akiba fue el mejor jugador del mundo durante el primer cuarto del siglo XX, Paul Keres ocupó su lugar entre los años 30 y los 60. El hecho de que tanto Spassky, en una entrevista publicada en Peón de Rey, como Korchnoi, en su visita a Novelda en 2007, consideraran al estonio como un jugador muchísimo más fuerte que Botvinnik, Smyslov, Petrosian o Thal, no hace más que afirmar nuestra opinión. Los dos han compartido torneos, análisis y, sobre todo, Olimpiadas, donde ser tomar consciencia de la verdadera fuerza de Keres. Puede resultar paradójico, pero una de las partidas que más me llamó la antención de Paul Keres, fue una que acabó en tablas. Aún no había leído su genial "Mi estilo en ajedrez", aunque de todas formas esta partida no aparece en él. Pero si lo hace en el libro "Bobby Fischer, su vida y partidas" de Pablo Morán, colección Escaques, que los hermanos Montoya me dejaron repetidas veces. Leí las partidas de ese libro en varias ocasiones, y

El Gran Akiba I: Rotlewi-Rubinstein, Lodz 1907

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Hay partidas que nos influyen de una manera determinante en nuestra forma de entender el ajedrez. Y no me refiero a la comprensión como medio para alcanzar un nivel ajedrecístico, sino al entendimiento del juego en todas sus facetas, independientemente de nuestra fuerza como jugadores. La que vimos anteriormente, entre Christiansen y Korchnoi fue una de ellas. La de hoy representa la carta de presentación de quien ocupa el primer lugar de mis preferencias, y a quien va dedicado este blog: Akiba Kielelewich Rubinstein, sin duda el mejor jugador del primer cuarto del siglo XX. Su partida contra Rotlewi es todo un modelo de ejecución táctica de un plan estratégico bien concebido. Desviación, sobrecarga, ataque sobre columnas y diagonales (la geometría del tablero, en suma), tiempo contra materia, son varios de los temas tácticos empleados por Akiba en esta partida. La primera posición importante, se produce recién acabada la apertura: En verdad, había estudiado esta partida innumerables

Viktor El Terrible I: Christiansen, L-Korchnoi, V - Linares 1979

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Qué los finales son la parte de la partida de ajedrez que más me gusta estudiar, no es ningún secreto para quienes me conocen bien. Las posiciones con pocas piezas, en general, y los finales en particular, (ambas situaciones no siempre son sinónimas) representan la esencia de nuestro juego, donde cada pieza muestra sus virtudes y carencias, más que en cualesquiera otras facetas de la partida. Al no estar rodeados de cómplices, cada uno de los trebejos restantes ha de valerse por si mismo, enfrentándose a estructuras de peones, casillas fuertes y débiles, iniciativas u otros conceptos ajedrecísticos, sin más ayuda que sus propias capacidades. Desde hace muchos años que estudiar este tipo de posiciones me resulta muy divertido, mucho más, desde luego, que dedicar mi tiempo a las aperturas o a posiciones de medio juego con casi todas las piezas sobre el tablero. Esto, desde luego, no siempre fue así. Al comienzo de mi afición, los finales los veía como a

Tratado de buenas maneras en ajedrez III: Experiencias recientes

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La experiencia es la madre de todos los conocimientos, por lo tanto, este Tratado de Buenas Maneras en Ajedrez merece que ilustremos con casos reales alguna de las situaciones digna de aparecer en esta serie de artículos. TBM 3.1....El Alarido Durante la disputa del Interclubs, pude ampliar mis conocimientos sobre la actitud humana ante una partida de ajedrez, y el comportamiento heterodoxo de algunos jugadores. Los antecedentes son los siguientes: a) Juego contra un rival teóricamente superior a mi (unos 150 puntos ELO) b) Le doy un soberano baño posicional. Estratégicamente la tengo ganada c) Cerca de los apuros de tiempo, repito varias veces una maniobra forzada, pero intercalando jugadas de rey o peón cada dos jugadas para evitar que mi rival reclame tablas. En el silencio de la sala (o sea que eran más tarde de las 18.00 horas, y los de la xaramita cana ya habían concluido el concierto vespertino-sabatino con el que amenizan nuestras partidas durante la apertura) todos concentrado

Maestro Postal

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Hace unos días, tras 28 años de práctica del ajedrez postal, he conseguido mi ascenso a la categoría de Maestro, de la Asociación Española de Ajedrez por Correspondencia. Me hace una ilusión especial, pues no deja de ser un premio a tantos años de juego, casi 1000 partidas, en el que tanto ha cambiado el mundo y, por lo tanto, el ajedrez postal. De las viejas tarjetas impresas, al actual webserver donde puedes jugar casi en tiempo real. De los antiguos blocs de posiciones, en los que las piezas de cartón acababan inservibles de tanto uso, y que te llevabas a todas partes, al chessbase de hoy en día. De los libros de aperturas de Máximo Borrell o Pachmann, pasando por las fotocopias de la carísima enciclopedia yugoslava, a las bases de datos con millones de partidas. De la consulta a compañeros que sabían más que tú, al análisis con Fritz, Shreeder, Rybka, Tiger o cualquier módulo que se pase por nuestro PC. La diferencia con tu rival sigue siendo la de siempre: uno mismo. Ahora, con ta

Ajedrez, juego de reyes

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Hoy leo, con una agradable sensación de sorpresa, la crónica que Rocío García Picazo escribe en la página http://www.ajedrezvalenciano.com/ , sobre el campeonato de España sub-14 por equipos. Me ha llamado la atención, sobre todo, el párrafo siguiente, que cito de forma textual: "Para terminar mi crónica, os pondré mi opinión particular, para mí, el Ajedrez es algo más que el tablero, somos un grupo de personas a las que nos gusta lo mismo. Los enemigos sólo están en el tablero, una vez acabada la partida, todos somos mejores o peores personas, pero siempre puede haber buenas amistades con cualquier persona de cualquier comunidad. Yo puedo presumir de que tengo muy buenos amigos/as en otras comunidades" Qué una muchacha de catorce años haga pensar a un veterano resabiado de cuarenta y tres, dice mucho del sentido común de Rocío. Ayer mismo, uno andaba desanimado, dándole vueltas a la cabeza, tratando de comprender el porqué, a pesar de los esfuerzos que se le prestan al estud

El mejor premio

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Siempre me he sentido solo y aislado de la gente. Como me dijo un buen amigo hace muchos años, antes de que una famosa franquicia adoptara la frase para un anuncio de televisión, uno es, de alguna manera, una República Independiente. Supongo que, en realidad, todo ello no es más que el reflejo de una infancia y una juventud determinadas por la supervivencia y el ir cambiando frecuentemente de ciudad de residencia. Llegar a un sitio con casi doce años es complicado, y no resulta sencillo sentirse aceptado sin reservas. Esa suspicacia es innata en el desarraigo, y permanece, involuntariamente, en el subconsciente del que llega. Uno no acaba de encontrar su lugar, y el espíritu nómada perdura aún en los más insignificantes detalles. Porqué sinó errar de club en club de ajedrez (Castalla, Sax, Casino...) hasta encontrar la que creo que es mi verdadera casa (Escacs, claro). También me ha ocurrido en otras experiencias de mi vida. Estas quedan sólo para mi. La rebeldía vive a flor de piel, y