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Mostrando entradas de 2010

Recapitulando 2010

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Acaba un mal año. Se nos han ido tres grandes del ajedrez: Andor Lilienthal, Bent Larsen y el inimitable Vasily Smyslov. Los dos últimos, fueron de lo más grande de la historia del ajedrez. Los echaremos de menos, yo ya lo hago, y mi juego se resiente. Y mi concentración. Pero 2011 va a ser un buen año; si, porque mi jugadora favorita comienza a ver los resultados de su esfuerzo. Porque ella ha terminado el año jugando realmente bien, y muy ilusionada con el ajedrez. Se lo merecía. Por su humildad, por su esfuerzo, y porque ha sabido comportarse cuando las envidias han sido muchas, y ha tenido que padecer los comentarios de un frustrado inadapatado y cobarde que trató de quitarle importancia a los logros de una joven de 16 años. Pataletas de un don nadie. Este 2010 que termina, se llevó también mi experiencia como Delegado de la Federación de Ajedrez. Fue una bonita experiencia que le debo a Pedro López y que me ha dejado, como prenda, su amistad y la de muchas personas que he

Elecciones a la FACV 2010

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El pasado sábado pude vivir de cerca, por primera vez con tal intensidad, una jornada electoral, que más que una competición por los puestos de responsabilidad de la Federación, fue una especie de convivencia entre personas que defienden posturas distintas, desde el más exquisito respeto. ¿Realmente importa quien ganó? Quizás sí, pues ese era el objeto de la votación, pero la lectura real la podemos extractar del comportamiento de quienes éramos los protagonistas de la fiesta: todos. Pude departir con Alfonso Pedraza, Joaquín Corbí, Alfonso Vilches, Jesús García, Vicente Díez, Ana Pastor. Los amigos de Mutxamel, Torrevieja. Con la laureada y querida Patricia Clarós, que me invitó a desayunar, tentándome con unos huesitos dulces con que edulcorar mi maltrecho circuito sanguineo.         Angel Aledo, con quien compartí supervisión del recuento, sin mayor problema que cupieran los palitos al lado de los nombres. Mi ahora amigo Ivan Grigoriev, a quien pude conocer en el Autonómico de C

El ciego sol, la sed y la fatiga...

  A la hora de enfrentarme a la hoja blanca, virgen de palabras e ideas, mientras mascullaba el cómo, una vez decidido el qué, me vino a la cabeza el poema de Manuel Machado, Castilla, tantas veces leído en la primera escuela, enfundado en las tapas duras del libro de lectura, que libros como aquellos ya no volverán, y reducido al recuerdo intermitente de un soplo de nostalgia infantil, a menudo numerosos.   El Cid cabalga, camino del destierro, aunque no es tal verso el que me trae el poema de vuelta. Vivo en la casa donde habito, como diría el hermano del autor, más o menos, y quizás por la costumbre, el desarraigo forma parte de uno desde la más tierna infancia. No, no se trata de la cabalgadura del Campeador lo que inspiró el recuerdo del poema: fue la fatiga. Harto ya de estar harto, ya me cansé, dijo Serrat en Vagabundear. En esas ando. Abarcando los vientos que no se dejan abarcar. Navegando apenas con frágil esquife entre buques fantasmas, tripulados por corsos sin patente, qu

Yo juego para ganar I: Bent Larsen vuelve junto a Fischer

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Como nos engañaste, Bent. Con esa imagen que vendías de jugador superficial, arrogante y descarado. Que predecías tus propios resultados con un optimismo rayano en lo cómico. Conseguiste que muchos no te tomaran en serio. Los insensatos, claro. Fischer te respetaba muchísimo. Botvinnik también. Incluso el traductor de Mis Geniales Precedesores IV te confunde con Lasker al transcribir tu nombre, otorgándote una corona que no ostentaste y sí mereciste. Dos derrotas te marcaron a los ojos de la mayoría de ajedrecistas: el 6-0 que sufriste a manos de Bobby en Denver (y eso que ibas advertido con el otro set que le endosó al pobre Mark) y la miniatura que te había colocado Spassky en Belgrado un año antes. Qué injusto. Pero muchos no tenemos en cuenta estos deslices. Es más, valoramos tu capacidad de reponerte de ellos, y seguir jugando a ganar. En este blog de Reyes sin corona, caben pocos: Rubinstein, Keres, Korchnoi, Stein y ahora tú. Agradecemos tu magisterio, ese del que no pr

Mis ídolos cotidianos: Antonio Erades Berenguer

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Qué nuestros mayores son un ejemplo a imitar, es harto conocido, si bien algunos modelos andan bastante lejos de ser un referente válido en lo que a virtudes se refiere. Cuando manejamos entre nuestras manos un grupo de alumnos, en este caso de ajedrez, pero cualquier deporte o disciplina puede ser válido, esmeramos nuestro comportamiento, pues nos sabemos mirados por los ojos de niños, sensibles a cualquier estímulo que provenga de sus maestros. Esto, que es una responsabilidad importante y, al mismo tiempo, una compensación impagable del esfuerzo realizado, no alberga comparación cuando el alumno troca en maestro, y quienes recibimos la lección somos los educadores. Y el regalo de la lección de un Dios Menor, se nos impartió en el recién Torneo Internacional de Ibi. Una de nuestras jugadoras del C.A. Aspe, disputaba su primer torneo, por supuesto el Infantil. Iba perdiendo todas sus partidas, y por añadidura, uno de sus rivales se burló de ella, por sus derrotas consecutivas. Andaba

Vasily Smyslov, el portador de la armonía I

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Gracias, Vasia. Por noventa años de continuados regalos por los dominios de Caissa. Por encontrar el punto medio entre la agresividad ilimitada de Thal o Keres y la aburrida estrategia dogmática de Botvinnik o Petrosian. Por demostrar la difícil sencillez del magisterio sin pedantería. Has dejado muchos huérfanos, pero ninguno tan triste como los finales de torre que heredaste de Rubinstein. Gligoric aún debe de alucinar con las tablas que le arrancaste en 1947, haciendo ley del final de torre contra torre y peones f y h (o peones a y c, que lo mismo da). Grandes maestros, hoy en día, aún dudan a la hora de defenderse en esa posición. Que se lo pregunten a Aronian hace unos años contra Kramnik. Seguro que envidió tu sabiduría. Quien iba a apostar por un jugador de 62 años, para que llegara a la final de Candidatos en 1983. Nadie. Pero el propio Kasparov te rindió honores al reconocer lo elevado de tu conocimiento. Seguiremos estudiando tus partidas, pero nos quedará la nostalgia

Aforismos hechos realidad I: Phillidor

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Los aforismos, como los refranes, llaman la atención sobre situaciones de la realidad que, a menudo, nos pasan desapercibidas. Los primeros suelen ser fruto de la reflexión de alguien autorizado en la materia objeto de la frase célebre. Los segundos nacen de la sabiduría popular. François André Danican, conocido como Philidor, fue autor de varias sentencias que, desde su ya lejano siglo XVIII, han llegado inmaculadas hasta nuestros días. Para los q ue frecuentamos el tablero, Philidor es sufucientemente conocido. En cambio, para los legos en el juego, tal vez lo recuerden como uno de los protagonistas de la magnífica novela "El Ocho", de Katherine Neville, en la que el ajedrez es el eje central de toda la trama. Fue él quien nos inculcó la importancia de los peones, hasta entonces menospreciados, sin que se les otorgara su verdadero valor. "Los peones son el alma del ajedrez", dijo. Y aún hoy es una lección única. Pero no fue este su único pensamiento. Como hombre i