Yo juego para ganar I: Bent Larsen vuelve junto a Fischer

Como nos engañaste, Bent. Con esa imagen que vendías de jugador superficial, arrogante y descarado. Que predecías tus propios resultados con un optimismo rayano en lo cómico. Conseguiste que muchos no te tomaran en serio. Los insensatos, claro. Fischer te respetaba muchísimo. Botvinnik también. Incluso el traductor de Mis Geniales Precedesores IV te confunde con Lasker al transcribir tu nombre, otorgándote una corona que no ostentaste y sí mereciste. Dos derrotas te marcaron a los ojos de la mayoría de ajedrecistas: el 6-0 que sufriste a manos de Bobby en Denver (y eso que ibas advertido con el otro set que le endosó al pobre Mark) y la miniatura que te había colocado Spassky en Belgrado un año antes. Qué injusto. Pero muchos no tenemos en cuenta estos deslices. Es más, valoramos tu capacidad de reponerte de ellos, y seguir jugando a ganar. En este blog de Reyes sin corona, caben pocos: Rubinstein, Keres, Korchnoi, Stein y ahora tú. Agradecemos tu magisterio, ese del que no pr...