Obituario: Fernando Cazorla Albeza

(Fotografía de Sergio Martínez Torres)
Esta Semana Santa estuve unos días en España. Tuve ocasión de jugar el Open Internacional de La Roda, después de cuatro años sin jugar en mi país. De regreso a Novelda, me encontré con una noticia dolorosísima, el fallecimiento de Fernando Cazorla Albeza.

Nos unían muchas cosas, la primera el ajedrez. Él era unos años mayor que yo, así que cuando empecé a jugar, Fernando ya era un joven muy fuerte sobre el tablero y, junto a Vicente Díez y Javier Antón, discutía la primacía local a los insignes veteranos del Club Ajedrez Casino de Novelda, Francisco Pérez, Wigberto Rizo y Antonio Alberola, entre otros.

    Era difícil verlo sin la camisa arremangada y barba de pocos días, antes de que fuera una moda, era el hombre tranquilo del tablero, aunque los nervios fueran por dentro y le costaran más de un disgusto con sus uñas arrasadas. No era yo el único que pensaba que Fernando fue el mayor talento ajedrecístico que dio nuestra ciudad hasta la aparición de Javier Lucas. De hecho, en las competiciones por equipos, nadie dudaba que él debía ser nuestro primer tablero, aunque en el campeonato local, entonces el torneo de fiestas del Casino, no hubiera conseguido el triunfo.

    Siempre tenía una palabra amable, a diferencia de otros jóvenes destacados que nunca tenían tiempo para los demás. Era muy humilde. Recuerdo en una ocasión en la que me dijo que si seguía jugando tan rápido y superficial, jamás ganaría una partida interesante. En la ronda siguiente del torneo que jugábamos me esforcé mucho en hacerle caso, aunque perdí. Yo me desanimé, porque no sabía si había conseguido jugar mejor. Él. que jugaba a mi lado, cuando terminó, me puso la mano en el hombro y me dijo: Luisma, hoy has planteado bien la partida. Hace 34 años de eso y cuando estoy tentado de jugar demasiado rápido, aún recuerdo su regañina.

      Era muy buena persona. Yo siempre le agradeceré el haber confiado en mí sin reservas en un momento muy difícil de mi vida. Supo echarme una mano muy grande, enorme, devolverme la confianza en mí mismo y apartar de mí un sentimiento de culpa equivocado.

       Te echaré de menos. Qué Caissa cuide de ti. Descansa en paz, Fernando.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Tratado de buenas maneras en Ajedrez I

La estrategia del riesgo VII: Apariciones Marianas, tercera parte o como huir de las tablas.

Finales V: Geometría en el final, David Antón-Sabrina Vega, Cto España Linares 2021