Revisando la Historia: Pachman-Doda - La Habana, 1965


Hace 43 años, que una partida entre dos maestros de segunda fila llegase a ser conocida por la masa ajedrecística era poco más que un sueño. En 1965 el Infomator no era más que un proyecto, y tardaría aún muchos años tras su publicación, en llegar al común de los aficionados. Las bases informáticas eran ciencia ficción, y las revistas especializadas de la época, pocas, no malgastaban papel y tinta en atender enfrentamientos menores, cuando con las batallas entre los Fischer, Smyslov, Spassky y compañía ya tenían suficiente como para nutrir varias ediciones.

Supongo que fue este anonimato lo que animó al GM Checo Ludek Pachmann, buen jugador y excelente didáctico de ajedrez, a narrar con exageración su partida contra el polaco Zbigniew Doda, del Memorial Capablanca de 1965. El famoso torneo en el que Bobby Fischer jugó por telex desde el Manhattan Chess Club, al negarle las autoridades estadounidenses el visado hacia Cuba.
Pero hoy no toca hablar de Fischer. El protagonista es Pachmann. En su libro "Ajedrez y Comunismo", el jugador checo nos narra lo siguiente:
" Tuve que enfrentarme con el polaco Doda. Quería ganarle a toda costa. Inicié un juego duro, sacrifiqué una torre por un alfil y me coloqué en posición de ataque". Veamos:

Cabría decir, en principio, que el que jugó duro fue Doda, pues planteó una Benoni, lo que dice mucho de su talante agresivo.


En la posición del diagrama, Pachman jugó 19.Ad4



Pues claro que sacrifica la calidad: tras la textual se mete en un lío tremendo, del que sólo puede salir entregándola. La partida siguió así: 

19...,Cd3 20.Axg7 Cxe1 21.Ad4 Cxc2 22.Dxc2 Cd7 23.Df2 f6 24.Te1 Dd8 25.h4 De7 26.h5 Tf8
De esto deducimos que el negro ha jugado relativamente bien hasta la jugada 22, y luego ha encadenado una serie de jugadas algo contemplativas, que permitieron al blanco obtener una posición que compense, de alguna manera, la calidad.

Dejemos que Pachmann nos cuente:


"Un diminuto error bastó para que Doda pudiese hacer una contrajugada inesperada. Yo estaba totalmente vencido y mi primer impulso fue abandonar, no darle importancia a la cosa y echarme al coleto unos cuantos Cubas Libres"


El error de Pachmann fue 27.Te3
En efecto, la respuesta de Doda es fuerte, y deja al blanco algo apretado: 27...,Ce5 28.Dd2 Cd3 29.Cd1 Cxf4



Ahora viene lo mejor del talento melodramático de Pachmann. El GM checo nos cuenta:
"Perdía uno de mis peones amenazados y con ello se frustraba mi ataque (el peón de f4). Descubrí, no obstante, que aún me quedaba una debilísima esperanza. Cuando perdiera mi primer peón, podría, con una jugada aparentemente débil, ofrecer otro más. Si mi adversario lo tomaba, yo sacrificaría además una pieza menor, y las cosas se pondrían mal para él. Claro que ofrecer mi segundo peón, lo lógico es que mi adversario sospechase. Necesitaba unas diez jugadas, y disponía de una hora de tiempo. Haría un poco de teatro, y me mostraría arrepentido de haber jugado con demasiada prisa. Apoyé la cabeza entre las manos, como si quisiera encontrar una solución. Estuve una hora meditando...realmente recitaba poemas mentalmente, mientras el tiempo pasaba"

La posición del diagrama, es justo tras la captura del primer peón que pierde Pachmann. Y el checo juega ahora 30.Cf5 que inicia lo que Capablanca llamó "Pequeña Combinación", de dudosa utilidad para el blanco.

30..., gxf5 31.Tg3+ Rh8 32.Dxf4 (era mejor 31...Rf7)





Hasta aquí nada que muestre la celada comentada por Pachmann. Ahora el negro jugó:

32....,Tb3 33.Cc3 Txb2

32...., Tb3 es un error grave. Con 32....De4, el blanco está muerto. Ahora, con la captura del peón de b2, el negro tiene desventaja, pero quizás tampoco esté perdido. Pachmann nos cuenta:

"Según el reloj, quedaban aún dos minutos hasta el límite de tiempo. Precisamente aquel era el margen que me había propuesto de las diez jugadas restantes. Hice la jugada que había pensado una hora antes (¿Cuál....30.Cf5? ya hemos visto que no entraña ningún sacrificio de peón.) Doda volvió rapidamente, y tras breve reflexión, tomó mi peón. (¿El de b2? Si es así, ¿Qué pieza menor sacrifca luego? El caballo en f6 no es un sacrificio, sinó una combinación con red de mate.) (Ahora nos aclara algo su reflexión) Con fingida alarma, miré el reloj y le puse otro peón delante de las narices. (Está claro, el primer peón es el que se deja, el de f4. Posteriormente no hay más sacrificios de peón, sólo la imprudente captura del de b2, ¡¡¡4 jugadas después!!! y tras omitir capturar en e4) Doda sacudió la cabeza, miró mi reloj, y capturó el segundo peón. Seguramente pensó que yo estaba entregado y que, por el apuro de tiempo, había perdido todo el control. Con rapidez ¡Otro sacrificio más! (¿Cuál, me pregunto yo? Se debe referir a la pequeña combinación, pero está claro que ni va detrás de un sacrificio de peón, sinó de la dejada del primero, ni lleva a ninguna parte. Y si se refiere al último sacrificio en f6, pues no es demasiado fiel con la realidad. No hay dos sacrificios de peón consecutivos por ningún lado)


34.exf5 Ad7 35.Ce4 Te2

Esta jugada de torre ya es mortal. Se imponía 35....Tb1, con algún contrajuego. La partida termina tácticamente

36.Cxf6 Txf6 37.Dg5 Te1+ 38.Rh2 1-0

A uno le llama la atención toda la inventiva de Pachmann a la hora de narrarnos la partida. Ludek ha inventado una bonita historia para nosotros, pero la tecnología ha desenmascarado su relato de ficción, devolviendo a cada uno a su lugar: ni Pachmann es un genio de la pillería, ni Doda era ningún fuera de serie ganando posiciones superiores.

Lo que ya no sé es si fiarme del bueno de Ludek y dejar a medias la lectura de su "Ajedrez y Comunismo". Interesante es. Lo que no tengo tan claro es si se trata de una obra de ficción o un ensayo histórico. Vaya usted a saber.

Comentarios

Opinador Lenguaraz ha dicho que…
Querido Akiba:
No sé si Pachman era un genio de la pillería, lo que sí tengo claro es que era un gran jugador de ajedrez.
Es muy posible que llevase unas gafas desenfocadas, de esas que tal vez se usaron en el match Korchnoi-Karpov, para ver bien los colores de los yogures; y eso sin duda que le hizo olvidar por dónde iba el argumento de la partida.
De todas formas, de lo que no cabe duda, es de que esas gafas las retiró para escribir sus buenísimos libros sobre el medio juego, aunque eso sí, no las usó mucho contra el comunismo...
Saludos.

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