Aforismos hechos realidad I: Phillidor

François André Danican, conocido como Philidor, fue autor de varias sentencias que, desde su ya lejano siglo XVIII, han llegado inmaculadas hasta nuestros días.
Para los q

Fue él quien nos inculcó la importancia de los peones, hasta entonces menospreciados, sin que se les otorgara su verdadero valor. "Los peones son el alma del ajedrez", dijo. Y aún hoy es una lección única.

"El tiempo que vuestro rival invierte en reflexionar,
es un homenaje que os rinde"
Podríamos entretejer muchas lecturas de tan breve cita: sentirnos insultados por un jugador acelerado o laureados como césares por un pensador excesivo. Pero tampoco habría muchas razones para llevar a Philidor hasta el extremo de la experiencia.
Esto quedaría aquí si uno practicara las virtudes capitales, sin dejarse llevar por los pecados correspondientes a su incumplimiento. Si, oh señor, yo pequé. La soberbia haciendo cosquillas donde más duele, en la mente siempre convulsa de un ajedrecista mediocre que aspira a la sabiduría de Caissa. Y claro, pasa lo que pasa: uno se siente halagado, enaltecido, ante los gestos de algunos iguales que me honraron con la reflexión desmesurada de una jugada fácil.
En el reciente II Open Internacional Ciudad de Alicante, mi rival tardó 31 minutos en decidir su jugada 10. 27 minutos la 14. Y acabó la partida, rindiéndose, en la 21, con apenas unos segundos en el reloj. ¿Cabe esperar mayor homenaje? Oh, Philidor, que estás en los cielos...mírame henchido de felicidad. Uno pasea su satisfacción por la sala de juego, mientras espera la pregunta de sus compañeros de torneo: ¿Has terminado? ¡¡No!! Mi rival piensa. Y después continuar con el desfile de orgullo, a la búsqueda de nuevas alegrías philidorianas.
Claro, que esto no es la Disney, y no siempre la película acaba bien. Lo que hoy es un homenaje por lo del tiempo, mañana es un rosco en aumentativo, que no entiende de más rendiciones que las de mi rey. Y no tengo a Philidor a mano para pedirle que matice lo de la dichosa frasecita cuando honra y derrota llegan de la mano.
Comentarios
En fin, tendré que estudiar un poco de protocolo y dar el merecido homenaje que mis rivales siempre me han merecido. Aunque para mí, independientemente del tiempo invertido, el mayor homenaje que les he podido dar siempre ha sido una victoria espectacular, y a ser posible incontestable, je, je.
Un saludo Akiba