La estrategia del riesgo VI: Thomas-Vieito, 2019. Apariciones Marianas, segunda parte.

 Os recuerdo que bajo el título "La estrategia del riesgo", que es el de uno de mis libros de ajedrez favoritos, obra de Eduard Gufeld sobre la figura del gran Leonid Stein, os presento algunas de mis partidas. El subtítulo "Apariciones Marianas" es cuando la partida acaba bien para mí después de tenerla perdida, con la intercesión de la Virgen María y de todos los santos. En esas, os muestro la siguiente posición:

    Llevo negras. Yo debería acabar perdiendo esta partida, ya que mi estructura de peones del flanco de dama es casi indefendible, y mi peón pasado, g7, esta muy retrasado y no es suficiente el contrajuego que pueda crear con él para intentar defenderme. Además, el rey blanco es mucho más activo que el mío. 

    Mi rival, en lugar de jugar 40.Te7, que es demoledora por las amenazas Ta7 y Ce6, se obceca en el peón de d5, y juega

40.Td6

    Y puede parecer mentira, pero casi toda la ventaja blanca se ha esfumado. Hay que encontrar la jugada precisa para volver a entrar en la lucha. La encontré.

40....Cf2 !!
    
    Mis compañeros de club no entendían mi jugada, por qué el caballo se aleja de la defensa poniendo rumbo quién sabe dónde. Mi rival tampoco lo entendió, y con un gesto condescendiente capturó el peón de d5.

41.Td5 ??

    El hombre fue a levantarse, pero me molestó tanto su gesto autosuficiente, que le respondí al toque.

41...., Tf6

   Aún confiado, y con cierto fastidio, jugó su única jugada posible.

42.Rh5

    Y sin pausa alguna, 



42...., Th6 mate.

    Mi rival empalideció de repente. Me miró como echándome la culpa, pero el único negligente fue él por pensar que tenía la partida ganada antes de hora. En la posición del primer diagrama creyó que se ganaba de cualquier manera, y la realidad es que había que jugar con un poco de cuidado para conseguir la victoria. 

    Su segundo error grave fue infravalorar la fuerza de mi jugada 40....,Cf2, que defiende indirectamente el peón de d5, ya que al proteger g4 y no dejar salir al rey blanco, provoca una red de mate que impide abandonar la defensa de la sexta fila.

    Terminé la partida visiblemente nervioso, pero satisfecho y, por una vez, acepté la enseñanza del VI Campeón del Mundo, Mihail Botvinnik, quien decía que el carácter influye mucho en una partida de ajedrez. El exceso de confianza y cierta prepotencia de mi adversario, le acabaron costando la partida. Ciertamente, fue una aparición mariana.

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