Espíritu nómada I: por las tierras de Enric Valor

Defendiendo los colores del Enric Valor.
      Debe ser la parte inconformista de mí, o que los años no pasan en balde y lo que antes era inquietud trocó con el tiempo en pereza, pero llegó de nuevo el momento de cambiar la mesa del tablero de ajedrez, y darle el sustento de un nuevo hogar.

       Tras la aventura presidencial en el Escacs Novelda, mi club de toda la vida, que un grupo de entusiastas fundamos antes de que muchos de los jóvenes que hoy lo defienden nacieran, desplegamos velas, y encaramos el rumbo hacia la capital, para tocar tierra en los dominios del Club Escacs Enric Valor.

       Han sido tres años entrañables. Fuimos, Ariadna y yo, muy bien recibidos y tratados. Gente joven con la que mi hija pudiera compartir ajedrez y edad, y que a mi me contagiaran una alegría que andaba un poco escondida por aquellos días. Hemos conocido gente maravillosa, que trabaja altruistamente para que este club de ajedrez funcione, y que nos ha permitido aprender tantas cosas, por ejemplo, que el trabajo en equipo es innegociable en un club, donde todos aportan su granito de arena.

       He ganado amigos, y ese es el mayor tesoro que uno puede encontrar. Tomás y Herminia son personas ejemplares, que nos honran con su amistad, de la que nos sentimos orgullosos y emocionados. Porqué además, Tomás es capaz de discutir de cualquier tema, discrepar y tener opiniones distantes, sin ceder en su respeto hacia quien con él habla, y sin ningún tipo de acritud. Me sorprende, porque yo, reconozco, soy mucho más pendenciero, y creo que en estos tres años, y espero que pueda seguir haciéndolo, he aprendido bastante de él. Gracias, Presi.

        He tenido el honor de impartir algunas clases a los niños del club. El nivel general es muy alto, y la responsabilidad también, pero creo que salimos indemnes de la batalla. Gracias a quienes me dieron la oportunidad de expresarme con nuestros alumnos.

       He defendido con orgullo y honradez la camiseta del Enric Valor, como defendí la del Escacs Novelda y como defenderé la de Aspe. Levantar la cabeza y ver una piña de camisetas verdes, transmitiéndote ánimos, no tiene precio. Echaré de menos a mis compañeros de equipo: José María, Bárbara, María Soledad y sus hermanos, Javier, Andrés. Ariadna vuelve conmigo a Aspe, y es que ya la echaba de menos. Soy consciente de que los estudios han tenido mucho que ver en que ella abandone el Enric Valor, porque allí tiene a sus amigos, pero a mí me hace mucha ilusión jugar a su lado: necesito que me mire de vez en cuando y me ponga esa cara de no entender nada de lo que está pasando en mi tablero; eso quiere decir que hay pelea.

       Muchas gracias a toda la familia del Enric Valor. Por lo vivido y lo aprendido. Ahora estamos en otra nave: CA Aspe.

Qué el Gran Akiba os inspire. Siempre.

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