Lothar Schmid, el Gran Árbitro del match Spassky-Fischer. Obituario.

Con el mejor árbitro de la historia, Lothar Schmid.
Cuando en 2009, Basilio y Pedro López Mateo nos halagaron a Ariadna y a mi, invitándonos a conocer a Karpov y a Kasparov en Valencia, pensábamos en lo afortunados que éramos al tener dos amigos como ellos.

Y realmente, tuvimos honores diferentes, pues Ariadna pudo jugar contra el Gélido Tolia, al que admira profundamente.
Yo no jugué, pero ejercí como orgulloso padre, atento a la partida.

Además, tuve la satisfacción de conocer a gente que nunca imaginé que pudiera llegar a ver en persona. Como al GM francés, Robert Fontaine, y a su mujer Katherina Lahno, una de las más fuertes ajedrecistas del mundo. También a la Gran Señora del Ajedrez, que no jugadora, Clara Kasparova, madre de Gary, que es una mujer impresionante. Al mayor experto mundial en finales, Yuri Averbach, que impartió unas conferencias interesantísimas. Pero lo más impactante estaba por llegar:

El match Spassky-Fischer del año 1972, siempre ha estado rodeado de una aureola mítica, de la que no es posible evadirse. Para mi representa la cumbre del ajedrez, el antes y el después de una era iniciada con Botvinnik y el principio del fin del predominio soviético. Pero al igual que George Martin era el quinto Beatle, y sin el no hubiera sido posible el éxito del celebérrimo grupo de Liverpool, el árbitro del match entre Boris y Bobby, fue el verdadero artífice de que llegara a buen puerto: Lothar Schmid. Un dios del ajedrez, discreto, hábil negociador y, además, amante de los libros. Sólo conocer a Fischer me hubiera impactado más. Y sucedió: tomando cava valenciano con unos amigos alemanes, Lothar conversaba animadamente, riendo y gesticulando, en la terraza de la Ciudad de las Artes y las Ciencias de la capital del Pais Valencià (o Reino de Valencia, como ustedes quieran, que lo de Comunidad me suena mucho a la de propietarios de mi escalera)

Prometo que me quedé mirándolo embobado. Iba con Luis Barona Boj, un ídolo para mi, que me dio una palmada en la espalda, pues sabía de mi admiración por Lothar, animándome a decirle algo. No hizo falta: en cuanto me vio, el célebre árbitro me acercó una copa, sonriente, y en dudoso español me dijo: bebe conmigo. Luis me hizo la foto. Dura diez minutos, los que Schmid me dedicó. No le molesté con preguntas que le habrán hecho mil veces, están todas respondidas en los libros, muchas incluso por él. Simplemente conversamos, del tiempo, de Valencia, del cava. Fue un honor.

Ayer se nos fue, creo que a buscar a Fischer por los Reinos de Caissa. Andará ocupado Bobby jugando rápidas con Thal. Ahora ya tienen quien les arbitre. Bueno, ya tenían al bueno de Carlos Falcón, pero andará cansado el hombre, y Lothar es mucho Lothar. Por favor, estimado amigo, descansa en paz. Y gracias por la copa.

Noticia en Chessbase (en inglés, de momento. La excelente traductora de la web no tardará en incluirla en la página española)

http://en.chessbase.com/Home/TabId/211/PostId/4009866/lothar-schmid-19282013-190513.aspx

Comentarios

Juan Maria Solare ha dicho que…
Lothar Schmid sí que era un caballero. Lo conocí en 2007 en Bonn, Alemania.
Un lujo para el mundo del ajedrez. Un lujo para el mundo.
Juan María Solare
Luis María Vieito ha dicho que…
Somos afortunados, Juan María. Haber conocido a este Caballero, aunque sólo fuera por quince minutos como me pasó a mi, es un honor del que no pienso olvidarme. E imagino que tú tampoco.
Juan Maria Solare ha dicho que…
Sí,considero también un enorme honor haber dialogado unos minutos con Lothar Schmid. En mi caso fue tras uns simultáneas que brindó Boris Spassky, que también estaba en la mesa! Otro caballero, por cierto.
Juan María

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